"Me propuse pintar el río donde me bañaba. Cuando terminé el cuadro vi que había pintado otro de los horribles cuartos de mi prisión. Tuve, sin embargo, una alegría, cuando descubrí una rama grande, de cedro, con una piña que parecía una araña; me precipité a tocarla, la tomé en mis manos y la dejé caer con horror: una araña apareció entre las hojas y desde el suelo me miraba fijamente. Di un grito. ¿Cuánto tiempo hacía que no oía mi voz?" Silvina Ocampo
No hay comentarios:
Publicar un comentario